En la turbulenta era de los derechos civiles, mientras muchos artistas hacían eco del cambio en las calles, Dolores "LaLa" Brooks se destacaba como un icono diferente. Nacida el 20 de junio de 1947 en Brooklyn, Nueva York, esta talentosa cantante saltó a la fama como la vocalista principal de The Crystals, un grupo de chicas que dominó las listas de éxitos a principios de la década de 1960. Su distintiva voz no solo resonaba en las radios de todo Estados Unidos, sino que también desafió la narrativa predominante, dibujando una línea clara entre el arte puro y el activismo político.
LaLa Brooks entró en escena en un momento en que las voces femeninas estaban comenzando a tener más protagonismo, pero a menudo eran moldeadas por la industria para adelantar ciertas agendas. Sin embargo, a diferencia de muchos de sus contemporáneos, Brooks eligió mantenerse fuera de la política, enfocándose exclusivamente en su música. En tiempos donde el entretenimiento a menudo se convierte en un ruedo político, su decisión de no involucrarse abiertamente le ganó tanto admiradores fervientes como críticos mordaces. Es un recordatorio de que no todos los artistas deben convertirse en activistas para ser relevantes o respetados.
Desde los tempranos éxitos de The Crystals como "Da Doo Ron Ron" y "Then He Kissed Me", la voz de Brooks subrayó el poder de una presentación clásica y atemporal. A pesar de que se movía en un entorno donde colegas como Nina Simone estaban dando voz a movimientos de cambio, Brooks se mantuvo firme en su pasión por el arte puro y el entretenimiento. La maniobra de Brooks demostró que no es necesario doblegarse ante la presión política para dejar una huella indeleble. Recalcó que su lealtad era principalmente hacia sus raíces musicales y hacia quienes disfrutaban de su talento.
Brooks es un excelente ejemplo de lo que significa centrarse en el arte sin caer en las manos de la propaganda progresista. Muchos artistas de la época sucumbieron a la ola de la hipócrita corrección política que ya empezaba a asomar su fea cabeza. Ella, por otro lado, personificó cómo la dedicación al oficio puede ser una declaración política en sí misma, sin necesidad de discursos rimbombantes.
Para Brooks, su historia es tanto un cuento de talento como de principios. Decidió brillar a través de su voz en lugar de subirse a la tribuna política. Esto indudablemente dejó una marca que perdura hasta nuestros días, y que también deja una lección importante: se puede ser una fuerza potente en el mundo del espectáculo sin ser absorbida por él. Si bien rodeada de oportunidades para alentar el cambio, Brooks ejemplificó cómo proseguir con un enfoque claro puede ser más radical que adoptar la bandera de cualquier movimiento.
Algunos dirán que sería más fácil etiquetarla como apolítica o ignorante de los tiempos que corrían. Sin embargo, esa dinámica es demasiado simplista y no capta el matiz de su carrera. Optó por un camino menos transitado, uno que definió su autenticidad y le permitió destacarse no solo como una estrella pop, sino como alguien que tuvo la audacia de no seguir la multitud.
La música del pasado a menudo se examina a través de la lente moderna, pero es crucial reconocer a figuras como Brooks por lo que realmente eran: artistas que preferían iluminar nuestras vidas con sus melodías en lugar de abrumarnos con las peticiones de cambio político. LaLa Brooks y su contribución a la música cruzan las barreras temporales, recordándonos que a veces, lo más revolucionario que uno puede ser es ser fiel a sí mismo y a su propia arte. Es una narrativa que resuena más allá de la era postmoderna de la corrección política y la monotonía cultural.
Finalmente, hay algo importante que decir sobre el carácter de una mujer que forjó su camino a través de un compromiso inquebrantable con su oficio. Brooks desafía la noción progresista de que el arte debe ser siempre un vehículo para el cambio social, probando que el poder reside tanto en lo que uno no dice y hace como en lo que sí. Cada nota y cada actuación son un testimonio viviente de que existen más de un par de lentes para ver el mundo.
Así que mientras algunos podrían ver en su carrera una oportunidad desaprovechada para el cambio social, más bien debería verse como lo que realmente es: un brillante ejemplo de una artista que eligió dejar que su talento, y solo su talento, hable por ella. LaLa Brooks, con sus elecciones, deja un legado que se respeta igual por lo que hizo como por lo que no hizo.